Para no dar tantos rodeos el asunto es así: no le creo. Trato de hacerlo y cuando reacciono nuevamente de su voz encantadora ... pues vuelvo a pensarlo nuevamente... y es que no le creo. No quiero hacerlo tampoco porque además tendría la dulce duda de siempre. Hablo de "siempre" por que ha sido la de siempre. Lo miro fijamente y no veo nada de nada. No veo ningún cintajo de algo que puedo sentir por mí o por algún recuerdo mio.
Esto es tan putamente triste...
miércoles, 22 de octubre de 2008
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